Roberto Escobar Arango – artista – escultor – Cali – Colombia – Sur América – planeta tierra – vía láctea – universo conocido.
La obra de Roberto es muy extensa y cargada de expresión y de la realidad que lo rodea en su país natal: Colombia.
Las esculturas de Roberto Escobar o “Artefactos” como el mismo los llama son creados a través de un proceso de reciclaje y transformación de objetos y materiales incluyendo el vidrio, chatarra, cobre, vitrales, madera, metal y cuanto cacharro pueda tomar vida y expresión.
La renovada versión de ARTEFACTOS de Roberto Escobar, presenta más juegos formales, articulando los elementos visuales de punto, línea y plano, en estructuras que expresan una suerte de volúmenes que se hacen presentes en la mente del observador; quien a su vez construye sus interpretaciones a partir de las pistas dadas por el artista: ligueros, perfiles femeninos, celdas, púas, flores, vainas, cometas, bicicletas, guadañas, centellas… imbuidas todas, como en las piezas de la serie anterior, en una atmósfera perceptiva de lo absurdo, salpicada de luces, sombras, tramas y opacidades, que optimizan sus temas narrados con la nobleza de sus materiales: cobres, bronces, cristales y madera.
En ocasiones, es una línea que remonta horizontes como sus robustezas y tradicionales bicicletas que aparentan tomar el viaje hacia cualquier parte, mostrando solamente ilusiones. No es de importancia ni el punto de partida ni de llegada, el único interés es la transparencia colorida del movimiento.
Otras veces, el movimiento está en el aire. Si se cuelga un artefacto de Roberto, se recrea un juego de balances y de desequilibrios alertando al observador con la posibilidad infinita de composiciones que sorprende a todos con sus diversas formas, y envuelve al observador en el juego de descifrar los códigos secretos manifestados.
La naturaleza vegetal también es interpretada por Roberto, levantando los árboles que niegan la curva orgánica, yendo a la parte de nuestra mirada que percibe solamente el cuadrante, como previniéndonos que no sólo realidad es lo que vemos, sino lo que percibimos.
Pero el círculo también entra en el juego. Se presentan los pequeños jardines que recrean el cosmos, después la travesía en esa bicicleta que viaja infatigable con ruedas cuadradas, ciclos puestos en contraste, manteniendo un ritmo de repeticiones con los pétalos que conectan el disco solar.
El juego consiste en el ofrecimiento de las curvas, Venus también abre, en un movimiento caótico, desafiando al observador a recomponer la figura, activando los patrones de la opinión de la mujer, con los que cada uno construye su imagen personal de la eterna figura femenina, asociándola al símbolo floral, constante en todas las culturas.
Los juegos, las líneas, las luces en movimiento, la conjugación de materiales básicos, la creatividad, la ilusión y el simbolismo de la obra de Roberto nos llevan a meditar y reflexionar sobre nuestra realidad, la realidad femenina y su papel en nuestras vidas. Sus propios fantasmas evidencian los fantasmas e ilusiones del observador. Algunas de sus piezas reflejan esa realidad de amor y belleza de su país, Colombia, esos contrastes drásticos de la Colombia que tanto ama, la que lo mueve, lo inspira.
Su obra no te permite evitar la mirada, te toma por sorpresa y te hace reflexionar, te hace sentir algo, no importa que, te siembra la semilla de la ilusión y de tratar de descifrar el mensaje, proceso que te permite descifrar tus propios pensamientos e ilusiones.